domingo, 31 de agosto de 2025

“Mi hijo me dijo: ‘¿Pa’ qué estudio si tú con carrera ni tienes dinero?’… y sí me dolió.”


Así empezó todo

Tengo 46 años. Soy licenciado con maestría.
Papeles que algún día pensé que me abrirían las puertas del mundo…
pero hoy apenas me abren las del OXXO.

Tengo dos hijos:
uno en la prepa, que ya está a punto de salir, y otro en la secundaria, que cada día me suelta bombas más cabronas que las que me aventaban los jefes en el trabajo.

Y hace poco, el más chico, el de secundaria, me miró a los ojos, muy quitado de la pena, y me dijo:

—Papá, yo no quiero estudiar.

Yo ya tenía el discurso listo:
“El estudio es el camino, la educación es la llave, la escuela te forma…”

Pero no me dejó terminar.

—¿Pa’ qué estudio si tú tienes carrera y maestría… y nunca tienes dinero?


El punto de quiebre

¡Uta! Me cayó como balde de agua helada.
Así, sin anestesia. Como esas verdades que arden, pero que no puedes desmentir.

Me dieron ganas de soltarle un chanclazo digital, pero me aguanté.
Porque en el fondo… tenía razón.

Nunca nos alcanza para salir a comer.
Siempre le digo “no hay” cuando piden algo.
Las vacaciones son un mito.
Y sí, estudié un chingo. Me partí el lomo, trabajé como burro…
¿Y para qué? ¿Para llegar a fin de mes apretando hasta los calzones?

Y luego me remató:

—Además, lo que enseñan en la escuela lo puedo preguntar a ChatGPT, a Google o a Gemini. ¿Para qué quiero maestros si tengo inteligencia artificial?


El dilema que no me enseñaron a resolver

Mi hijo mayor quiere ser TikToker. El chiquito quiere vivir de redes.

Y yo, con toda mi formación, me siento obsoleto.
Soy el Nokia del 2000 tratando de explicarle el mundo a un iPhone 15.

Me criaron diciéndome que estudiar era la única manera de “salir adelante”.
Y sí, en mi generación, más o menos funcionó.
Pero hoy… ¿quién chingados te garantiza algo con un título?

Todo está saturado.
Los sueldos están por los suelos.
Y ves a escuincles de 18 años, en shorts y chanclas, grabando bailes y ganando más que un ingeniero con 20 años de experiencia.


Lo que no me enseñaron como padre

Yo quiero que a mis hijos les vaya bien.
No que vivan en la incertidumbre como yo, contando los días para la quincena.

Pero también sé que si los obligo a seguir el camino tradicional, puede que acaben igual que yo: frustrados, cansados y rotos por dentro.

Y no sé qué hacer.
¿Los empujo a estudiar algo que ni les gusta?
¿O los dejo volar en un mundo que yo ni entiendo?


La conversación que cambió todo

Un día, en vez de regañarlo, me senté con el menor y le pregunté:

—¿Y tú qué harías si no vas a la universidad?

Y me soltó todo un plan:
Quería hacer contenido, abrir un canal, vender cosas en línea, aprender de marketing digital, usar IA para crear cosas…

Y yo, con mis dos títulos colgados en la pared, lo escuchaba como si estuviera viendo ciencia ficción.

Pero ahí entendí algo.

Tal vez no es que no quiera aprender.
Es que no quiere aprender como me enseñaron a mí.


Lo que estoy considerando

• Tal vez sí lo metamos a cursos… pero de edición, de creación de contenido, de negocios digitales.
• Tal vez no tenga título, pero si tiene ingresos, ¿qué importa?
• Tal vez hasta emprendamos juntos.
• Tal vez yo también empiece a actualizarme, porque ya estuvo bueno de ser esclavo del sistema.


El final que no esperaba

Hoy ya no le grito que estudie.
Hoy le pregunto qué quiere crear.

Y en una de esas, hasta yo me meto al curso.
Porque si algo entendí es esto:

No educas a tus hijos para que repitan tu vida… los educas para que construyan la suya.

Y si la suya incluye YouTube, IA y ganar sin sudar…
pues más vale que me actualice antes de que ellos me pasen por encima.


Porque sí…
Mi hijo me dijo la verdad en la cara.
Y aunque me ardió…
me está enseñando a ver el mundo con nuevos ojos.

Y en una de esas…
hasta nos volvemos socios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario